INFORMACION PROCEDENETE DEL PERIODICO EL DIA DE GUADALAJARA.03-02-2009
Como manda la tradición, la botarga de la Candelaria de Arbancón, una de las más antiguas de la provincia, acudió puntual a la salida de misa para incordiar con el cencerro, tentar a las mozas y arrancarle unas monedas a los vecinos, robándole protagonismo con sus bailoteos y gracietas a la Virgen de las Candelas. Este año lo tuvo más fácil. La lluvia impidió la procesión y la botarga se convirtió en dueña y señora de la jornada.
Era la una menos cuarto y el cielo estaba completamente encapotado, pero, a la salida de los primeros fieles de misa, Ceferino se puso la máscara y, al son de la Banda de Gaiteros de Mirasierra, naranja en mano, comenzó a bailar con su colorido traje provocando el estruendo de los cencerros. Se puso en marcha uno de los rituales precristianos que cuenta con una trayectoria más dilatada en la provincia, tras su recuperación después de un paréntesis coincidente con la Guerra Civil.
La llovizna que cayó durante toda la mañana impidió celebrar la procesión, de modo que todos acudieron a seguir la fiesta bajo techo en el Centro Social Polivalente, donde les esperaba un aperitivo. De camino, durante diez minutos de itinerario por las calles del pueblo, un grupo de niñas voceaba a la botarga, que hacía amagos de salir tras ellas. Ya a cubierto, la limonada corrió de jarra en jarra.
La celebración, catalogada como Fiesta de Interés Turístico Provincial, es una de las muchas que se extienden Campiña arriba desde enero hasta primavera. En este caso, la cita en Arbancón contó con un centenar de personas, la mitad del censo del pueblo, y hasta algunos curiosos: unos turistas vigueses y un ‘espía’ de un centro etnográfico de Madrid.
VICTORINO, LA BOTARGA
Antes de ponerse la máscara y transformarse en diablillo, Victorino, de 73 años y vecino de Arbancón de toda la vida, confiesa que fue el alcalde quien le adjudicó el personaje más carismático del imaginario popular del pueblo. Lleva ocho años participando como tal, desde que su hermano dejó de hacerlo, tras veinte años de carrera: “Está más mayor y ya no quería”. Ahora le toca a él: “Te pones las albarcas y parece que bailas”, dice, aunque este año la llamada para tener una buena cosecha ha adelantado las lluvias, tal vez como buen augurio. Victorino se mete en el papel con gusto. “Yo he corrido ya muchas botargas antes”. Ahora, como absoluto protagonista de la fiesta del 2 de febrero, Victorino está dispuesto a seguir “hasta que el cuerpo aguante”. Su rostro sonriente y sus ojos brillantes se apagan cuando se pone la máscara y se le afilan los dientes. Entonces, no tiene piedad: el que no paga se lleva un buen rascón de la Botarga. Y no se olvida de la naranja, para amargar el paladar del que tampoco colabore. Ayer no fue mal la recaudación. “Tampoco hay mucha gente”, se justifica, echándose la mano a la saca. Antaño la recaudación pudo dar para sufragar importantes negocios, aunque ahora las monedas se destinan al encierro de vaquillas del sábado.
SIGUE LA FIESTA
La botarga dio el banderazo de salida a una semana de fiestas que continuó por la tarde con una chocolatada en el Consistorio y sigue durante todo el fin de semana. El jueves se nombra a la alcaldesa por Santa Águeda, en un acto organizado por la Asociación de Mujeres de Arbancón, con una comida a las dos de la tarde en el Hostal. Ya el viernes, a las ocho de la tarde habrá una hoguera en la Plaza Mayor de los Cuatro Caños, media hora después todos podrán tomar un refresco y abrir apetito para a las diez de la noche celebrar una cena popular con parrillada, por sólo cinco euros. Después será la charanga la que anime la noche.
El sábado, a partir de las once de la mañana se monta el recorrido del encierro. A las doce de la mañana Victorino volverá a embutirse en su traje de botarga, que estrenó hace un año, y dos horas después habrá una exaltación gastronómica, con matanza y comida popular en el Hostal. Por la tarde, hacia las cuatro, se celebra el encierro de vaquillas por las calles del pueblo. Será a partir de las siete cuando los vecinos puedan degustar un chocolate al son de la música de la charanga Los Únicos, para dar paso a otra cena popular en el Hostal El Balcón y al baile de disfraces. La noche se prolongará con la orquesta Ipanema. El domingo se demontará el encierro y a las dos de la tarde vuelve a haber convocatoria para... otra comida, una paella.
SIN PROCESIÓN Y BAJO TECHO POR LA LLUVIA
La lluvia obligó a ponerse bajo techo casi nada más salir de misa. Todos los asistentes a la fiesta de la Virgen de las Candelas desfiló nada más salir de la iglesia hacia el Centro Social Polivalente, donde los niños hicieron de avanzadillo corriendo delante de la Botarga, que, entre tanto, iba pidiendo dinero a los adultos. Ya bajo techo continúo haciéndolo. Después, Ceferino se deshizo de la máscara y la capucha para probar algunos tragos de limonada. Los propios vecinos degustaron algunos aperitivos que ya estaban preparados en las mesas, desde frutos secos y jarras de limonada hasta empanada, sándwiches, y dulces caseros. El centenar de vecinos disfrutó, ajeno al intenso frío que hacía en la calle gracias a la calefacción del edificio. Los gaiteros de la banda de Mirasierra comenzaron a interpretar melodías populares que animaron a varios de los asistentes a bailar. Todo, ante la templada supervisión del jovencísimo alcalde del pueblo, Gonzalo Bravo, acompañado de los diputados provinciales del PP, José Ángel Parra y Lucía Enjuto.
LOS GAITEROS MARCAN EL COMPÁS
La música de la Banda de Gaiteros de Mirasierra se encargó de poner la nota de color durante toda la mañana. Cuando los fieles salieron de misa, sirvieron con su alegre música los bailoteos de la botarga, cuyo contoneo sumaba sus cencerros a la música de la banda. Ya en el centro social, los cuatro componentes del grupo animó el baile. Las dulzainas son siempre la banda sonora de las fiestas en las que participan mascarones y botargas. También participan en las danzas de Galve, de cuya música editaron un CD.
EL ALCALDE: "INTENTAMOS DAR UN IMPULSO A LA FIESTA"
El alcalde de Albarcón, Gonzalo Bravo, es el regidor más joven de la provincia, con 23 años. Dentro de su labor al frente del Ayuntamiento no sólo apuesta por aumentar el transporte público co la capital o renovar las calles, ofreciendo un nuevo aspecto al pueblo, sino que quiere garantizar la continuidad de las Candelarias, aun cuando, por ejemplo, será difícil encontrar a jóvenes que se quieran meter en el papel protagonista, como se queja Ceferino, la actual botarga. De ahí que el alcalde valore que la de su pueblo es “una de las botargas más antiguas de la provincia” y que, por ello mismo, se esfuerzan en “dar un impulso a la fiesta”. “Lo venimos haciendo desde el año pasado, en que hemos renovando el traje de la botarga. Además, hemos añadidos actos nuevos, como el encierro y el baile de disfraces del fin de semana, que busca sobre todo atraer al púbico más juvenil y garantizar la continuidad de estas fiestas”.
La jornada de ayer transcurrió, según el primer edil, “ como manda la tradición, con la botarga desde las nueve de la mañana, pero sin procesión por culpa del tiempo”. En todo caso, y pese a ser lunes laborable en el resto de la provincia, Bravo destacó la asistencia de un centenar de vecinos: “La fiesta es un punto de encuentro durante el invierno y tenemos fiesta local, por lo que las muchas o pocas empresas que tenemos instaladas en Arbancón tienen fiesta”. A los habituales de cada año se le volvieron a sumar otros: “También viene gente de Madrid, incluso turistas que vienen aposta para conocer a nuestra botarga”. Aunque ayer fue el día principal de la semana, se espera más asistencia a partir del jueves: “El fin de semana tenemos los actos que atraerán más personas”.
1 comentario:
donde estan las fotos gonzalo
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